La rebelión de Tupac Amaru II, iniciada en 1780, constituyó la expresión de lucha más alta de las masas indígenas durante la colonia. Esta rebelión tuvo un carácter antifeudal y anticolonial; por ello resulta injusto señalar a este movimiento como una acción precursora solamente de la emancipación. Esta rebelión, volvemos a decir, fue mucho más: apuntó a destruir la feudalidad y la dominación colonial española; en cambio el proceso emancipador sólo apuntó a destruir la dominación política colonial y pretendía seguir
manteniendo las estructuras feudales.
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